Dos maestras, seis «patas»

Periódico Escuela: Suplemento Castilla y León, No 4170, 18 de abr. de 2018, Editorial Wolters Kluwer
Marina Muñoz

Marta Sanz es Diplomada en Educación Infantil y una de las pocas especialistas en Intervenciones Asistidas con Perros en Castilla y León. Este curso ella y su perra de apoyo Abril trabajan con siete alumnos con necesidades especiales del CEIP Alvar Fáñez en Íscar, Valladolid. Los resultados están siendo tan positivos que el proyecto no solo continuará de cara al futuro, también se ampliará con otro perro.

P: ¿Por qué decidiste iniciarte en las Intervenciones Asistidas con Perros?

R: Tras hacer la carrera de Magisterio, que terminé en el 2000, estuve trabajando en distintos ámbitos: escuelas infantiles, un colegio de Educación Especial... En 2015 me enteré a través de las redes sociales de que existían este tipo de terapias y, como me encantan los animales, decidí recibir formación. Tuve que irme a Asturias, porque allí es una cosa muy normal, de hecho hay legislación al respecto, como en Galicia. Aquí, sin embargo, aún no se han tomado medidas.

P: Entonces, ¿cualquiera puede dedicarse a esto en Castilla y León?

R: En teoría sí, porque la regulación queda en el limbo. Yo espero que con el tiempo se haga bien, porque hay que abogar por la profesionalidad, más aún en la educación. Yo soy maestra, tengo unos conocimientos y con ellos persigo unos objetivos. La perra es un estímulo que facilita el proceso de enseñanza - aprendizaje. He tratado con personas que piensan que lo que hago es un circo, y nada más lejos de la realidad. Cuando presenté el proyecto en el colegio Alvar Fáñez lo primero que hicieron es pedirme mi titulación y la de mi perra, el diploma del curso, el certificado veterinario y un justificante del seguro. Eso me gustó porque me demostró que se lo tomaban muy en serio, y la verdad es que estoy encantada.

P: ¿En qué consiste el proyecto que estás llevando a cabo en el CEIP de Íscar?

R: Abril y yo trabajamos un día a la semana con niños con necesidades especiales de entre seis y doce años, con algunos en el aula ASCE (Aula Sustitutoria de Centro Especial) y con otros en el colegio ordinario. Sus casos son muy variados. Hay problemas de conducta, dificultades motoras, parálisis cerebral, autismo... Para ellos, la perra es motivadora. Está comprobado científicamente que la presencia de un perro controlado dentro del aula disminuye el cortisol (hormona del estrés) y aumenta las endorfinas. Que esté allí les anima a trabajar más y mejor.

P: Y, ¿cómo se articula ese trabajo en el día a día?

R: Pues mira, por ejemplo, con el niño que tiene dificultades motoras trabajamos en equipo con el fisioterapeuta. Colocamos a Abril en determinada postura, el niño cepilla a la perra y se olvida del daño y el esfuerzo que está haciendo. También son muy llamativos los resultados que estamos obteniendo con el alumno con autismo. Cuando pasea a la perra, coge la correa y va andando por los pasillos perfectamente. En cuanto la suelta, empieza a correr y se descentra. Por otro lado, como maestra, elaboro unidades didácticas en las que incluyo a Abril. El otro día en Matemáticas hablamos de que a ella le encantan las manzanas. Le dimos trozos de manzana y los sumamos. También hablamos de lo buena que es la fruta para la salud. De ese modo estamos trabajando la adquisición de buenos hábitos, el cálculo mental, la motricidad...

P: Supongo que Abril habrá recibido un adiestramiento especial.
«He tratado con personas que piensan que lo que hago es un circo, y nada más lejos de la realidad. Soy maestra, tengo unos conocimientos y persigo unos objetivos. Abril es un estímulo que facilita el proceso».

R: Sí, claro. Yo adquirí a Abril cuando empecé a formarme y la elegí de entre sus hermanos por tener unas características específicas. Los perros de apoyo tienen que ser muy expresivos y fáciles en el trato. También tuve en cuenta su raza, porque para trabajar con personas los labradores son estupendos. A partir de entonces, ella y yo nos hemos formado a la vez. El adiestramiento ha sido en positivo y dentro de contextos reales. Hemos pasado horas en colegios y residencias de ancianos para que normalizara todo tipo de olores, ruidos, etc.

P: ¿Ningún niño le tiene miedo?

R: Aunque no está dirigida todo el tiempo, ella sabe perfectamente cómo se tiene que comportar. No se acerca a los niños con miedo sin que yo se lo diga. Hay un ejemplo muy bonito. Uno de los alumnos al principio estaba muy asustado y, poco a poco, fue perdiendo el miedo hasta que me escribió una carta diciéndome que se sentía preparado para tocarla. Lo hizo y todos le aplaudimos. Estaba súper orgulloso. Esto demuestra que un perro también sirve para trabajar las emociones. De hecho, también para mejorar las habilidades sociales. He trabajado con niños conflictivos y, por empatía, para que la perra no sufriera, dejaban de dar golpes, o gritar. Su comportamiento y su conducta cambiaba, y con ella su estado de ánimo. Llegaban incluso a abrazar a Abril y decirle que la querían.
«El perro ayuda a los alumnos a mejorar sus habilidades sociales y a desarrollar su inteligencia emocional y capacidad de empatía».

P: ¿Trabajas en algún otro centro?

R: Ahora mismo, solo en este. Me está resultando muy difícil introducir este tipo de trabajo en Castilla. Me da envidia cómo funciona en Asturias. Cuando se lo cuento a mis compañeros de allí muchas veces se echan las manos a la cabeza. Por eso el proyecto en el colegio de Íscar resulta un triunfo, porque se hace en un centro público, dentro del horario lectivo, y así puedo hacer un trabajo conjunto con los fisioterapeutas, los tutores, etc. Las intervenciones con Abril son un componente más de la actividad diaria en el centro. Por otro lado, además de en el ámbito educativo, también trabajo con mayores. En las residencias de ancianos sí que hay demanda de este tipo de intervenciones en los programas de Alzheimer y la verdad es que el resultado del trabajo es increíble. Al acariciar al perro los mayores salen de su letargo, incluso recuerdan a sus mascotas y sus nombres.

P: ¿Dirías que Abril es una mascota distinta a las demás?

R: Es mi mascota, una perrita normal, pero cuando se pone el peto de trabajo sabe que la situación cambia. Por lo demás, le encanta jugar, estar con otros perros... Para mí es muy importante su bienestar. Parar, descansar, que no se estrese. Tiene que tener calidad de vida.

P: ¿Cómo ves el futuro? ¿Crees que tu trabajo se generalizará?

R: Ojalá. Me gustaría que más centros apostasen por esto. El sistema educativo debería fomentar la mejora de las competencias a través de estímulos como este, con más humanidad y menos tecnologías. Necesitamos estar en contacto con la naturaleza y aprender mucho de ella. Yo seguiré apostando por esto. Ya he adquirido otro perro que está en fase de formación.


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